lunes, 15 de julio de 2013

Arquetipo de "La sobra"


Arquetipo de "La sombra"

Carl Gustav Jung: 
denominó como el arquetipo de “La Sombra” a todos los aspectos ocultos o inconscientes del individuo, tanto positivos como negativos, que éste concientemente ha reprimido o nunca ha reconocido para sí. Decía, que “la sombra representa cualidades y atributos desconocidos o poco conocidos del ego tanto individuales (incluso conscientes) como colectivos. Cuando queremos ver nuestra propia sombra nos damos cuenta (muchas veces con vergüenza) de cualidades e impulsos que negamos en nosotros mismos, pero que podemos ver claramente en otras personas.

En su mayor parte, la sombra se compone de deseos reprimidos e impulsos incivilizados que hemos excluido de nuestra auto imagen, es decir de cómo nos vemos a nosotros mismos. Estas motivaciones son percibidas como moralmente inferiores para el “ideal” de lo que creemos que somos, por lo que también depositamos en la sombra fantasías y resentimientos. De esta manera, la sombra abarca en general todas aquellas cosas de las cuales uno no se siente para nada orgulloso. Es algo así como la cochambre que barremos debajo de nuestra alfombra conciente.
estas características no reconocidas en uno, a menudo se perciben en los demás a través del mecanismo de proyección, el cual consiste en observar las propias tendencias inconscientes en otras personas. Debido a la dificultad de reconocer y aceptar nuestra propia sombra, este mecanismo de proyección es una de las formas más recurrentes y negativas de no trabajar los propios defectos y adjudicar éstos sólo a los demás.

El ser humano proyecta, en un mal anónimo que existe en el mundo exterior, todas las manifestaciones que salen de su sombra, porque tiene miedo de encontrar en sí mismo la verdadera fuente de toda desgracia. Todo lo que el ser humano rechaza pasa a su sombra que es la suma de todo lo que él no quiere, pero debe ocuparse en forma muy especial de estos aspectos, pues al rechazar en su interior un principio determinado, cada vez que lo encuentre en el mundo exterior desencadenará en él una reacción de repudio. Sumado a esto, la sombra está expuesta a contagios colectivos, debido a que el individuo es seducido por el anonimato del grupo y se deja llevar por la masa desenfrenada, en esta masa anónima, la personalidad puede expresar lo reprimido o sus aspectos no reconocidos bajo el amparo y aprobación del grupo.
El emprender este difícil camino de enfrentar, reconocer, integrar y trabajar con nuestra sombra es necesario para el conocimiento y realización total de uno mismo, proceso al que Jung denominó el proceso de individuación. La confrontación de la conciencia con su sombra es una necesidad terapéutica y, en realidad, el primer requisito para cualquier método psicológico completo. Vale la pena pasar por este proceso de llagar a un acuerdo con “El Otro” que hay en nosotros, porque así logramos conocer aspectos de nuestra naturaleza que no aceptaríamos, que nadie nos mostrará, y que nosotros mismos jamás admitiríamos.
Enfrentarse a la sombra contempla trabajar e integrar ambos lados: aquellas cualidades y actividades de las cuales uno no se enorgullece, y nuevas posibilidades que uno nunca supo que estaban ahí. Cuando aprendemos a reconocer nuestra sombra y a vivirla un poco más, nos volvemos más accesibles, naturales, y humanos, nos integra al grupo y dejamos de estar sobre él, para ser humanos entre humanos en una relación natural.
Ahora bien, qué tiene que ver todo esto con las organizaciones. Creo que mucho. No tengo idea si alguien ya formuló una extrapolación del principio de la sombra a la creación del imaginario consciente y el propio funcionamiento de las organizaciones, aunque estoy seguro que sí. No obstante, me tomaré la libertad de hacer una interpretación libre sobre la cuestión:
Todas las organizaciones reflejan y desarrollan su accionar, a través del diseño de ciertas referencias direccionales, usualmente definidas por la misión corporativa y la visión que éstas imaginan del futuro, lo cual se concretiza en la ejecución de objetivos y metas mediante las acciones corporativas. Es a partir de esas referencias direccionales, donde quedan plasmadas y sintetizadas las expectativas, motivaciones e intencionalidades que suponen dar razón de existencia a la propia organización y desde donde se construye concientemente el ethos corporativo, es decir lo que podríamos definir como la conciencia de la organización. Pero ¿qué sucede cuando el propio accionar de la organización comienza a alejarse de ésas referencias, al punto en que las acciones que ésta ejecuta reflejan lo opuesto que prescriben sus referencias? Es allí donde aparece el arquetipo de la Sombra.
Por ejemplo, bien podría suceder que una organización asumiera como parte de su propia visión la defensa de la equidad y la igualdad en relación con su mundo circundante y, sin embargo, en su interior se geste una cierta cultura de la arbitrariedad que refuerce y hasta promueva acciones injustas hacia quienes desempeñan, en ella, una actividad. Entonces, la organización, si bien tiene incorporado concientemente en su ethos una visión por demás loable acerca de cómo ésta se planta frente al mundo, termina operando (internamente) según patrones (digo yo, pseudo inconscientes) basados en un accionar injusto. En este caso, creo yo que la organización estaría actuando al amparo de su Sombra, la cual no desea ver ni asumir para sí.
Una organización es un agente o actor que obra por la acción coordinada de otros agentes que la operan y se proyecta al mundo mediante esas acciones. Teniendo los actores que la operan sus propios complejos conciente-inconciente y sus propias Sombras, no resulta descabellado imaginar que dichas sombras pudieran proyectarse sobre las acciones de la organización, dando lugar a una suerte de Sombra Colectiva que yace en el inconciente de la organización no declarado en su propio ethos corporativo. Entonces, como los individuos, también las organizaciones son hijos y padres de sus propias acciones (unas veces concientes y otras no tanto) y por eso son factibles de ser analizadas en términos del arquetipo de la Sombra.

Ritos funerarios cristianos


Ritos funerarios cristianos

Los adventistas creen que la muerte es como lo declara Eclesiastés 9.5: «los muertos nada saben». Esta ideología sostiene que una persona no tiene forma consciente de existencia hasta su resurrección, la cual se dará en la ocasión de la segunda venida de Jesús (en el caso de los justos) o luego del milenio de Apocalipsis 20 (en el caso de los impíos). Esto significa que el infierno no existe en nuestros tiempos presentes, ni existirá después de la segunda venida de Cristo, sino que los impíos serán destruidos para siempre luego del milenio descrito en Apocalipsis 20. (Esa es la muerte segunda de la que habla el texto del Apocalipsis, la verdadera muerte). Infierno viene del griego infer (‘debajo’), por lo tanto el infierno sería lo mismo que el Hades griego, o simplemente, el sepulcro.
Por lo anterior también se oponen a la doctrina del purgatorio, sostenida por la Iglesia católica, que señala que los muertos que no tienen pecados mortales sin perdonar pasan por un estado de purificación antes del Cielo. Sostienen que la Biblia enseña que sólo Dios es inmortal (1 Tim. 6.16) y que los seres humanos, separados de Dios, están sujetos a la muerte. Jesús enseñó que «la muerte es un sueño» (Juan 11.11-14) que termina en una de las dos resurrecciones: una resurrección para vida o una resurrección de condenación (Juan 5.28-29).
Los rituales funerarios en la religión cristiana abarcan un amplio campo de la tradición y la costumbre, pero simple o lujoso, estos marcan la finalización de la vida temporal, la transición a la vida eterna, la comodidad para el presente y la esperanza para el futuro.

Velatorio
El velatorio implica preparar el cuerpo para el entierro lavándolo y envolviendo o vistiéndolo. Ya sea debido a la preocupación por animales carroñeros, espíritus malignos o diagnóstico erróneo y renacimiciento repentino, los muertos nunca fueron dejados solos desde el momento de la muerte hasta el entierro. Las luces se mantenían prendidas (fuegos o velas) y alguien se sentaba al lado del cuerpo todo el tiempo, comúnmente rezando por el alma del difunto. Un velorio irlandés real podía durar tres días, mientras amigos cercanos y vecinos llevaban comida y bebida, realizar tareas para el duelo y socializar entre sí. En los tiempos modernos la función protectora del velorio hogareño ha sido suplantado por la remoción a una casa funeraria para la preparación, pero elaspecto social continúa. Este ritual complejo es explicado e inmortalizado en la balada irlandesa de comienzos de siglo “Finnegan’s Wake”.

Visualización o vigilia

Una vez que el cuerpo está preparado, puede ir a exhibición. Esto comúnmente ahora se hace en una casa funeraria y se lo llama visualización. Los amigos, conocidos y socios de negocios pueden ir a presentar sus respetos finales al difundo y ofrecer condolencias a la familia. Una visualización de un alto funcionario público o una celebridad puede ser abierto al público general, con una gran ceremonia e incluso supervisión militar o policial, como para el Presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy. El cajón puede estar abierto, o puede estar cerrado, con una foto o un retrato del difunto sobre o al lado de este.

Servicio religioso

Los servicios religiosos para los muertos van desde un simple servicio con lecturas de la Biblia, salmos y rezos, hasta la pompa y la participación de la misa funeral católica. Puede realizarse de acuerdo a una fórmula estricta o secularizado hasta cierto punto mediante lecturas de literatura y poesía. Este termina con el cajón siendo cargado desde la iglesia y llevado hasta un cementerio para el entierro.

Servicio junto a la tumba

El servicio junto a la tumba es el último rito de la tradición de funerales cristiana. El sacerdote que preside puede encomendar el cuerpo a la tierra con la popular frase del Libro de Oración Común (1662), "ceniza a ceniza, polvo a polvo", basado en el Génesis 3:19 de la Biblia (versión del rey Jacobo), "Polvo eres y polvo serás". Los deudos pueden colocar flores o recuerdos en la tapa del cajón. El cajón es descendido hasta la tumba y esta es llenada.
 
Sin importar su cultura u origen étnico, los testigos de Jehová rechazan tajantemente cualquier tradición que esté relacionada con la creencia de que los muertos están vivos y pueden influir en la gente. Costumbres tales como los festejos funerarios, los aniversarios fúnebres, las ofrendas a los muertos y los ritos de viudez son inmundas y ofensivas para Dios.




Ritos funerarios catolicos


Ritos funerarios católicos 

Los ritos y preparación de los funerales de la Iglesia Católica Romana se basan en las enseñanzas de la Iglesia acerca de la muerte y de la vida después de la muerte.  Los católicos tienden a celebrar la muerte mediante seguir las observancias decretadas, cada una de las cuales representa las creencias católicas romanas alrededor del tema de la muerte. Los católicos apelan al amor de Dios y al perdón de sus pecados en sus ritos funerarios.



La vida eterna

Los católicos romanos creen que la muerte es el portal a la vida eterna. Los funerales católicos son oportunidades para adorar y alabar a Dios que ha llamado a un creyente a su casa. La Iglesia católica actúa como un intercesor o mediador, para una persona fallecida y confía el alma al cuidado de Dios. La oración es el centro de los ritos funerarios católicos mientras que los dolientes expresan su esperanza en la otra vida, por la promesa de Dios de la resurrección del cuerpo y para consuelo divino en un momento de dolor.

El entierro

Cuando los católicos son bautizados, se convierten en recipientes del Espíritu Santo. Los funerales católicos romanos ejemplifican el respeto por el cuerpo de la persona fallecida y por la tumba. Los católicos fallecidos están enterrados en tierras consagradas o tumbas.


El servicio, la liturgia y el ritual

Las observancias del funeral católico romano incluyen la vigilia por el difunto, también llamada velorio, la misa y el rito del sepelio, en ese orden. Los católicos celebran misa para expresar su fe en la resurrección del cuerpo como se ejemplifica en la encarnación y en la resurrección de Cristo. La misa se celebra en presencia de la persona fallecida. En el lugar del entierro, el cuerpo es colocada a descansar hasta el momento de la resurrección de los muertos.

Cremación

Las normas de los Católicos sobre el cuerpo del fallecido se originan de las creencias de la iglesia cristiana en la resurrección del cuerpo y que el cuerpo es el templo de Dios. La Ley de la Iglesia fuertemente insta al entierro tradicional, pero el Código de Derecho Canónico permite la cremación. La Liturgia Funeral debe ocurrir con el cuerpo presente, y la cremación debe ser posterior a la misa funeral.


Misa de Difunto

La tradición de la iglesia siempre ha sido la celebración de la misa con el cuerpo presente. los cristianos respetan y honran el cuerpo del muerto, el cual en el bautismo se convirtió en el templo del Espíritu Santo, la misa del difunto incluye la recepción del cuerpo, la liturgia de la palabra, la liturgia de la Eucaristía , la ultima encomendación y adiós final.