Prueba de tipo de personalidad
Trastorno paranoide
La característica esencial del
trastorno paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y
suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de éstos son interpretadas
como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece
en diversos contextos. Los individuos con este trastorno dan por hecho que los
demás se van a aprovechar de ellos.
Los individuos con este trastorno
suelen albergar rencores y son incapaces de olvidar los insultos, injurias o
desprecios de que creen haber sido objeto. El menor desprecio provoca una gran
hostilidad, que persiste durante mucho tiempo. Puesto que siempre están pendientes
de las malas intenciones de los demás, sienten a menudo que su persona o su
reputación han sido atacadas o que se les ha mostrado desconsideración de
alguna otra manera. Contraatacan con rapidez y reaccionan con ira ante los
ultrajes que perciben. Los sujetos con este trastorno pueden ser
patológicamente celosos, sospechando a menudo que su cónyuge o su pareja les es
infiel sin tener una justificación adecuada.
Síntomas y trastornos asociados.
Los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad son personas con las que
generalmente es difícil llevarse bien y suelen tener problemas en las
relaciones personales. Su suspicacia y hostilidad excesivas pueden expresarse
mediante las protestas directas, las quejas recurrentes o por un
distanciamiento silencioso claramente hostil. Puesto que están excesivamente
atentos a las posibles amenazas, pueden comportarse de una forma cautelosa,
reservada o tortuosa y aparentan ser «fríos» y no tener sentimientos de
compasión. Aunque a veces parecen objetivos, racionales y no emotivos, con
mayor frecuencia muestran una gama afectiva lábil en la que predominan las
expresiones de hostilidad, obstinación y sarcasmo. Su naturaleza combativa y
suspicaz puede provocar en los demás una respuesta hostil, que, a su vez, sirve
para confirmar al sujeto sus expectativas iniciales.
Como los individuos con trastorno
paranoide de la personalidad no confían en los demás, tienen una necesidad
excesiva de ser autosuficientes y un fuerte sentido de autonomía. También
necesitan contar con un alto grado de control sobre quienes les rodean. A
menudo son rígidos, críticos con los demás e incapaces de colaborar, aunque
tienen muchas dificultades para aceptar las críticas. Son capaces de culpar a
los demás de sus propios errores. Debido a su rapidez para contraatacar en
respuesta a las amenazas que perciben a su alrededor, pueden ser litigantes y
frecuentemente se ven envueltos en pleitos legales.
Trastorno esquizoide de la
personalidad
La característica esencial del
trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón general de distanciamiento
de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el
plano interpersonal. Este patrón comienza al principio de la edad adulta y se
da en diversos contextos. Los sujetos con trastorno esquizoide de la
personalidad no demuestran tener deseos de intimidad, parecen indiferentes a
las oportunidades de establecer relaciones personales y no parece que les
satisfaga demasiado formar parte de una familia o de un grupo social. Prefieren
emplear el tiempo en sí mismos, más que estar con otras personas. Suelen estar
socialmente aislados o ser «solitarios» y casi siempre escogen actividades
solitarias o aficiones que no requieran interacciones con otras personas.
Prefieren las tareas mecánicas o abstractas como los juegos de ordenador o
matemáticos.
Síntomas y trastornos asociados.
Los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad pueden tener
dificultades especiales para expresar la ira, incluso en respuesta a la
provocación directa, lo que contribuye a la impresión de que no tienen
emociones. A veces, sus vidas parecen no ir a ninguna parte y dejan sus
objetivos a merced del azar. Estos individuos suelen reaccionar pasivamente
ante las circunstancias adversas y tienen dificultades en responder
adecuadamente a los acontecimientos vitales importantes.
Algunas veces, los sujetos con
este trastorno presentan un trastorno depresivo mayor. El trastorno esquizoide
de la personalidad se observa con más frecuencia simultáneamente con los
trastornos de la personalidad, esquizotípico, paranoide y por evitación.
Prevalencia. El trastorno
esquizoide de la personalidad es poco frecuente en el entorno clínico.
Patrón familiar. El trastorno
esquizoide de la personalidad puede ser más prevalente en los familiares de los
sujetos con esquizofrenia o con trastorno esquizotípico de la personalidad.
Trastorno esquizotípico de la
personalidad
La característica esencial del
trastorno esquizotípico de la personalidad es un patrón general de déficit
sociales e interpersonales caracterizados por un malestar agudo y una capacidad
reducida para las relaciones personales, así como por distorsiones
cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento. Este patrón
comienza al inicio de la edad adulta y se observa en diversos contextos. Los
individuos con trastorno esquizotípico de la personalidad suelen tener ideas de
referencia (por ejemplo, interpretaciones incorrectas de incidentes casuales y
acontecimientos externos como poseedores de un significado especial e
inhabitual específico para esa persona)
Los sujetos con trastorno
esquizotípico de la personalidad interpretan como problemáticas las relaciones
interpersonales y no se encuentran cómodos relacionándose con otras personas. Los individuos con trastorno esquizotípico de
la personalidad suelen buscar tratamiento para los síntomas asociados de
ansiedad, depresión u otros estados de ánimo disfóricos, más que para las
características del trastorno de la personalidad.
. Los sujetos con este trastorno
de la personalidad pueden experimentar episodios psicóticos transitorios (que
duran minutos u horas), especialmente en respuesta al estrés, aunque en general
son de una duración insuficiente para merecer el diagnóstico adicional de un
trastorno psicótico breve o un trastorno esquizofreniforme. En algunos casos se
presentan síntomas psicóticos significativos que cumplen los criterios para un
trastorno psicótico breve, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno
delirante o una esquizofrenia. El trastorno esquizotípico de la personalidad se
presenta con más frecuencia simultáneamente con los trastornos de la
personalidad esquizoide, paranoide, por evitación y límite. Síntomas
dependientes de la cultura, la edad y el sexo.
Curso. El trastorno esquizotípico
de la personalidad tiene un curso relativamente estable y únicamente un pequeño
número de sujetos desarrollan una esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Patrón familiar. Es de incidencia
familiar y más prevalente en los familiares de primer grado de los individuos
con esquizofrenia que en la población general.
Trastorno antisocial
El trastorno
antisocial de la personalidad es un patrón general de desprecio y violación de
los derechos de los demás, que comienza en la infancia o el principio de la
adolescencia y continúa en la edad adulta.
Este patrón
también ha sido denominado psicopatía, sociopatía o trastorno disocial de la
personalidad. Puesto que el engaño y la manipulación son características
centrales del trastorno antisocial de la personalidad, puede ser especialmente
útil integrar la información obtenida en la evaluación clínica sistemática con
la información recogida de fuentes colaterales.
Para que se
pueda establecer este diagnóstico el sujeto debe tener al menos 18 años y tener
historia de algunos síntomas de un trastorno disocial antes de los 15 años. El
trastorno disocial implica un patrón repetitivo y persistente de comportamiento
en el que se violan los derechos básicos de los demás o las principales reglas
o normas sociales apropiadas para la edad. Los comportamientos característicos
específicos del trastorno disocial forman parte de una de estas cuatro categorías:
agresión a la gente o los animales, destrucción de la propiedad, fraudes o
hurtos, o violación grave de las normas.
El patrón
de comportamiento antisocial persiste hasta la edad adulta. No logran adaptarse
a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal. Pueden
perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención (que puede o no
producirse) como la destrucción de una propiedad, hostigar o robar a otros, o
dedicarse a actividades ilegales. . Los sujetos con un trastorno antisocial de
la personalidad tienden a ser irritables y agresivos y pueden tener peleas
físicas repetidas o cometer actos de agresión (incluidos los malos tratos al
cónyuge o a los niños). Los actos agresivos necesarios para defenderse a uno
mismo o a otra persona no se consideran indicadores de este ítem. Estos
individuos también muestran una despreocupación imprudente por su seguridad o
la de los demás. Esto puede demostrarse en su forma de conducir (repetidos
excesos de velocidad, conducir estando intoxicado, accidentes múltiples).
Pueden involucrarse en comportamientos sexuales o consumo de sustancias que
tengan un alto riesgo de producir consecuencias perjudiciales. Pueden descuidar
o abandonar el cuidado de un niño de forma que puede poner a ese niño en
peligro.
Los sujetos
con trastorno antisocial de la personalidad también tienden a ser continua y extremadamente
irresponsables.
Síntomas y
trastornos asociados. Los sujetos con trastorno antisocial de la personalidad
frecuentemente carecen de empatía y tienden a ser insensibles, cínicos y a menospreciar
los sentimientos, derechos y penalidades de los demás. Pueden tener un concepto
de sí mismos engreído y arrogante (pensar que el trabajo normal no está a su
altura, o no tener una preocupación realista por sus problemas actuales o
futuros) y pueden ser excesivamente tercos, autosuficientes o fanfarrones.
La
personalidad antisocial no se puede diagnosticar antes de los 18 años. El
trastorno antisocial de la personalidad es mucho más frecuente en los varones
que en las mujeres. Ha habido un cierto interés en considerar si el trastorno
antisocial de la personalidad podría infradiagnosticarse en las mujeres, sobre
todo por el hecho de que en la definición del trastorno disocial se insiste de
manera especial en los ítems de agresividad.
Prevalencia.
En la población general es aproximadamente del 3% en los varones y del 1% en
las mujeres.
Trastorno
límite
Trastorno límite de la personalidad es
un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la
autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad que comienza al
principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los sujetos con un
trastorno límite de la personalidad realizan frenéticos esfuerzos para evitar
un abandono real o imaginado. La percepción de una inminente separación o
rechazo, o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios
profundos en la autoimagen, afectividad, cognición y comportamiento.
Estos sujetos son muy sensibles a las
circunstancias ambientales. Experimentan intensos temores a ser abandonados y
una ira inapropiada incluso ante una separación que en realidad es por un
tiempo limitado o cuando se producen cambios inevitables en los planes.
Los individuos con un trastorno límite
de la personalidad presentan un patrón de relaciones inestables e intensas.
Pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos o a sus amantes las primeras
veces que se tratan, pedirles que estén mucho tiempo a su lado y compartir muy
pronto los detalles más íntimos. Sin embargo, cambian rápidamente de idealizar
a los demás a devaluarlos, pensando que no les prestan suficiente atención, no
les dan demasiado o no «están» lo suficiente. Estos sujetos pueden empatizar y
ofrecer algo a los demás, pero sólo con la expectativa de que la otra persona
«esté allí» para corresponderles satisfaciendo sus propias necesidades o
demandas. Son propensos asimismo a los cambios dramáticos en su opinión sobre
los demás, que pueden ser vistos alternativamente como apoyos beneficiosos o
cruelmente punitivos.
Puede haber una alteración de la identidad
caracterizada por una notable y persistente inestabilidad en la autoimagen o en
el sentido de uno mismo. Se presentan cambios bruscos y dramáticos de la
autoimagen, caracterizados por cambios de objetivos, valores y aspiraciones
profesionales. Pueden producirse cambios bruscos de las opiniones y los planes
sobre el futuro de los estudios, la identidad sexual, la escala de valores y el
tipo de amistades. Estos sujetos pueden cambiar bruscamente desde el papel de
suplicar la necesidad de ayuda hasta el de vengador justiciero de una afrenta
ya pasada. Si bien lo habitual es que su autoimagen esté basada en ser perverso
o desgraciado, a veces los individuos con este trastorno tienen también el
sentimiento de que no existen en absoluto.
Los sujetos con trastorno límite de la
personalidad presentan comportamientos, intentos o amenazas suicidas
recurrentes o comportamiento de automutilación.
Síntomas y trastornos asociados. Los
sujetos con trastorno límite de la personalidad pueden presentar un patrón de
infravaloración de sí mismos en el momento en que están a punto de lograr un
objetivo (por ejemplo: dejar los estudios justo antes de graduarse, presentar
una grave regresión después de haber estado hablando de los progresos de la
terapia, destruir una buena relación en el momento en que parece claro que la
relación podía tener continuidad). Como resultado del comportamiento de
autoinflingirse malos tratos o por los intentos de suicidio fallidos, se puede
producir alguna minusvalía física. Son frecuentes las pérdidas repetidas de
trabajo, las interrupciones de los estudios y las rupturas matrimoniales. En
las historias de la infancia de los sujetos con trastorno límite de la
personalidad son frecuentes los malos tratos físicos y sexuales, la negligencia
en su cuidado, los conflictos hostiles y la pérdida temprana o la separación
parental. Los trastornos que se presentan simultáneamente con más frecuencia
son los trastornos del estado de ánimo, los trastornos relacionados con
sustancias, los trastornos de la conducta alimentaria (especialmente la
bulimia), el trastorno por estrés postraumático y los trastornos por déficit de
atención con hiperactividad.
Trastorno
histriónico
Trastorno histriónico de la
personalidad es la emotividad generalizada y excesiva y el comportamiento de
búsqueda de atención. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se
da en diversos contextos.
Los sujetos con trastorno histriónico
de la personalidad no están cómodos o se sienten despreciados cuando no son el
centro de atención. En general son vivaces y dramáticos y tienden a llamar la
atención, pudiendo, al principio, seducir a sus nuevos conocidos por su
entusiasmo, por ser aparentemente muy abiertos o por ser seductores. El aspecto
y el comportamiento de los individuos con este trastorno suelen ser
inapropiadamente provocadores y seductores desde el punto de vista sexual.
Estos sujetos tienen una forma de
hablar excesivamente subjetiva y carente de matices. Expresan opiniones
contundentes con un natural talento dramático, pero los argumentos subyacentes
suelen ser vagos y difusos y no se apoyan en hechos ni pormenores. Por ejemplo,
un sujeto con trastorno histriónico de la personalidad puede comentar que tal
persona es un excelente ser humano, aunque es incapaz de proporcionar ningún
ejemplo específico de alguna buena cualidad para apoyar esta afirmación. Las
personas con este trastorno se caracterizan por la autodramatización, la
teatralidad y una expresión exagerada de la emoción.
Trastorno
narcisista
Trastorno narcisista de la
personalidad es un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y
falta de empatía que empieza al comienzo de la edad adulta y que se da en
diversos contextos. Los sujetos con este trastorno tienen un sentido grandioso
de autoimportancia. Es habitual en ellos el sobrevalorar sus capacidades y
exagerar sus conocimientos y cualidades, con lo que frecuentemente dan la
impresión de ser jactanciosos y presuntuosos. Pueden asumir alegremente el que
otros otorguen un valor exagerado a sus actos y sorprenderse cuando no reciben
las alabanzas que esperan y que creen merecer. Es frecuente que de forma
implícita en la exageración de sus logros se dé una infravaloración
(devaluación) de la contribución de los demás. A menudo están preocupados por
fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
Pueden entregarse a rumiaciones sobre la admiración y los privilegios que «hace
tiempo que les deben» y compararse favorablemente con gente famosa o
privilegiada.
Los sujetos con trastorno narcisista
de la personalidad creen que son superiores, especiales o únicos y esperan que
los demás les reconozcan como tales.
Trastorno
de la personalidad por evitación
Trastorno de la personalidad por
evitación es un patrón general de inhibición social, unos sentimientos de
inadecuación y una hipersensibilidad a la evaluación negativa que comienzan al
principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos.
Los sujetos con trastorno de la personalidad
por evitación evitan trabajos o actividades escolares que impliquen un contacto
interpersonal importante, porque tienen miedo de las críticas, la desaprobación
o el rechazo. Pueden declinar las ofertas de promoción laboral debido a que las
nuevas responsabilidades ocasionarían críticas de los compañeros. Estos
individuos evitan hacer nuevos amigos a no ser que estén seguros de que van a
ser apreciados y aceptados sin críticas.
. Las personas con este trastorno no
participan en actividades de grupo a no ser que reciban ofertas repetidas y
generosas de apoyo y protección. La intimidad personal suele ser difícil para
ellos, aunque son capaces de establecer relaciones íntimas cuando hay seguridad
de una aceptación acrítica. Pueden actuar con represión, tener dificultades
para hablar de sí mismos y tener sentimientos íntimos de temor a ser
comprometidos, ridiculizados o avergonzados.
Síntomas y trastornos asociados. Los
mayores problemas asociados a este trastorno se presentan en la actividad
social y laboral. La baja autoestima y la hipersensibilidad al rechazo están
asociadas a la restricción de contactos interpersonales. Estos sujetos llegan a
estar relativamente aislados y normalmente no tienen una gran red de apoyo
social que les ayude en los momentos de crisis. Desean afecto y aceptación y
pueden tener fantasías sobre relaciones idealizadas con otros. Los
comportamientos de evitación también afectan adversamente la actividad laboral,
porque estas personas tratan de eludir los tipos de situaciones que pueden ser
importantes para alcanzar las demandas básicas de trabajo o para promocionarse.
Trastornos que normalmente se
diagnostican asociados al trastorno de la personalidad por evitación son los
trastornos del estado de ánimo y de ansiedad (especialmente la fobia social de
tipo generalizado). El trastorno de la personalidad por evitación se
diagnostica a menudo junto con el trastorno de la personalidad por dependencia,
porque los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación acaban
estando muy ligados y siendo muy dependientes de las personas de quienes son
amigos. Prevalencia. El trastorno de la personalidad por evitación parece ser
tan frecuente en varones como en mujeres.
Trastorno
dependiente
La característica esencial del
trastorno de la personalidad por dependencia es una necesidad general y
excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y
adhesión y temores de separación. Este patrón empieza al principio de la edad
adulta y se da en diversos contextos. Los comportamientos dependientes y
sumisos están destinados a provocar atenciones y surgen de una percepción de
uno mismo como incapaz de funcionar adecuadamente sin la ayuda de los demás.
Los sujetos con trastorno de la
personalidad por dependencia tienen grandes dificultades para tomar las
decisiones cotidianas (por ejemplo, qué color de camisa escoger para ir a
trabajar o si llevar paraguas o no), si no cuentan con un excesivo
aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás. Estos individuos tienden
a ser pasivos y a permitir que los demás (frecuentemente una sola persona)
tomen las iniciativas y asuman la responsabilidad en las principales parcelas
de su vida. Es típico que los adultos con este trastorno dependan de un
progenitor o del cónyuge para decidir dónde deben vivir, qué tipo de trabajo
han de tener y de quién tienen que ser amigos. Los adolescentes con este
trastorno permitirán que sus padres decidan qué ropa ponerse, con quién tienen
que ir, cómo tienen que emplear su tiempo libre y a qué escuela o colegio han
de ir. Esta necesidad de que los demás asuman las responsabilidades va más allá
de lo que es apropiado para la edad.
Los sujetos con trastorno de la
personalidad por dependencia suelen tener dificultades para expresar el
desacuerdo con los demás, sobre todo con aquellos de quienes dependen, porque
tienen miedo de perder su apoyo o su aprobación. El comportamiento no se debe
considerar indicador de trastorno de la personalidad por dependencia si las
preocupaciones por las consecuencias de expresar el desacuerdo son realistas
(por ejemplo, temores realistas de venganza por parte de un cónyuge agresivo).
Trastorno
obsesivo- compulsivo
Se caracteriza por perfeccionismo,
rigidez, indecisión, excesiva dedicación. Son sujetos rígidos, perfeccionistas,
moralistas, inflexibles, indecisos, emocional y cognitivamente bloqueados.
Los sujetos suelen ser demasiado
perfeccionistas y meticulosos, perdiendo mucho tiempo en detalles sin
importancia. Se sienten mal si no dejan perfectamente concluida una tarea, a
pesar de saber que estos cuidados son innecesarios.
Generalmente son ordenados,
necesitando tener "todo en su sitio", ya que si no es así se sienten
ellos mismos intranquilos, como "desordenados por dentro". Es común
que estas personas vayan por la casa ordenando los objetos, colocando bien los
cuadros, etc.; soportando mal que algún objeto esté fuera de la posición y lugar
que "le corresponde". Paradójicamente, a veces tienen sus cosas en
completo desorden, debido a que aún no han podido ordenarlas todas de un modo
exhaustivo, ya que para lograrlo necesitan cantidades sorprendentes de tiempo.
Son muy dados a elaborar listas y
proyectos de todo tipo, en un afán exagerado de planificación y organización,
hasta el punto de perder en actividades innecesarias de este tipo una gran
parte de su tiempo.
Esta exagerada necesidad de
planificación guarda relación con su inseguridad de fondo. Intentan prever el
futuro todo lo posible, con mucha antelación, para así evitar posibles
problemas o imprevistos, ya que suelen tener grandes dificultades para
adaptarse a estos y para la improvisación. No suelen soportar que alguien
intente introducir modificaciones en los planes que han trazado de antemano, a
pesar de que íntimamente consideren que estos cambios podrían ser acertados.
Suelen ser muy cumplidores y
puntuales, prefiriendo llegar a los sitios con suficiente antelación. Suelen
estar sobreadaptados a las normas y a los convencionalismos sociales, que
respetan profundamente, convencidos de que es lo más correcto, y atemorizados
por lo que los demás podrían decir de ellos caso de no comportarse así.
Evitan a toda costa posibles salidas
de tono, cuidando mucho de su aseo, peinado, vestuario, etc., que suele ser
discreta, extremadamente clásico y convencional. Su comportamiento con las
personas de poca confianza suele ser serio, educado, correcto, respetuoso y con
abundantes formalismos. Si alguien que les acompaña incurre en alguna pequeña
falta en este sentido, se sienten profundamente mal, pasando una gran
"vergüenza ajena", como si ellos se sintiesen un poco responsables de
lo sucedido.
Tienen un exagerado sentido de la
responsabilidad, agobiándoles por ese motivo las tareas importantes que se les
encomiendan, ya que, además, suelen tender a culpabilizarse más de lo que les
corresponde y a tener dificultades para tomar decisiones, por un miedo
exagerado a equivocarse. Les resulta difícil delegar tareas o atribuciones en
los otros. Temen que no sepan realizarlas adecuadamente e insisten en que las
lleven a cabo siguiendo su misma sistemática.
Prefieren hacer todo ellos
personalmente, o a supervisar minuciosamente las tareas que encargan a los
otros, lo que les lleva a veces casi tanto tiempo como si las hubiesen
realizado ellos mismos.
Son personas que pueden padecer una
depresión como consecuencia de un ascenso profesional que implique una mayor
responsabilidad. Generalmente son buenos "segundos", que cumplen de
un modo leal y minucioso las tareas que otros les encomiendan, pero suelen
tener poca capacidad de iniciativa y resolución como para poder ser líderes.
Suelen ser, por esto, buenos
trabajadores, tanto más si tenemos en cuenta que tienen una gran, excesiva,
devoción al trabajo y a la productividad. Se suelen sentir mal si dejan una
tarea a medias. Casi siempre prefieren aumentar el horario de trabajo.
Son incapaces de cometer engaños,
fraudes o pequeños delitos. Son sujetos de confianza, con un escrupuloso,
incluso exagerado, sentido de lo ético, de valores sociales, legales y morales.
Si tienen creencias religiosas, suelen tener frecuentes escrúpulos religiosos y
dificultades con la confesión, ya que piensan, injustificadamente, que no
hicieron ésta correctamente.
Son personas de pocos amigos y con
poco interés por las relaciones sociales. No les suelen gustar las diversiones
comunes y son muy austeros en sus gastos y forma de vida. Sus planteamientos se
caracterizan por su rectitud, inflexibilidad e intolerancia.
Su trato suele ser distante, poco
afectuoso, severo, convencional, formal, excesivamente rígido, si bien en el
fondo suelen ser extraordinariamente sensibles para cuestiones de tipo afectivo
con personas cuya relación tengan en cierta consideración. Les resulta difícil
mostrarse cariñosos y afectuosos. Suelen ser muy exigentes consigo mismos y con
los suyos en materia de responsabilidades, aunque con tendencia a la
sobreprotección de los hijos.
Les cuesta mucho tirar objetos fuera
de uso o inútiles, por lo que tienden a acumular grandes cantidades de objetos
absolutamente inservibles y sin valor de ningún tipo.
Evitan todo lo posible los gastos extraordinarios.
Suelen ser poco generosos en sus regalos o con el dinero en general, salvo que
piensen obtener de este modo alguna ganancia personal. Suelen ser ahorradores y
previsores, en un intento de asegurarse lo más posible su futuro, pero siempre dentro
de un clima más bien pesimista. Piensan en negativo, son los que siempre ponen
"peros", encuentran fallos, dificultades inesperadas, aunque éstas
sean absolutamente improbables.
Presentan una gran dificultad para
tomar decisiones. Con un pensamiento exageradamente analítico, tienden a darle
excesivas vueltas a las cosas, buscando todos los pros y los contras de una
decisión, hasta los más minuciosos e insignificantes, con lo que llega un
momento en que se confunden más, aumentando su inseguridad, con lo que son
incapaces de decidirse. Si lo hacen, inmediatamente después piensan que han
equivocado su elección.
Las obsesiones consisten en ideas,
pensamientos, imágenes, etc., extrañas y absurdas, que acuden involuntariamente
y con perseverancia a la mente de estas personas, sin que puedan librarse de
ellas. Es algo parecido a un fenómeno muy común que le ha sucedido a casi todo
el mundo en alguna ocasión, a esa canción o fragmento musical que
espontáneamente viene repetitivamente a la cabeza sin motivo alguno y con
insistencia.
Las compulsiones son conductas
repetitivas e intencionadas que se utilizan como solución para deshacerse de
las obsesiones. Suelen tener un carácter absurdo y mágico, que es perfectamente
reconocido por el que las padece, a pesar de lo cual le resulta muy difícil de
dejar de realizarlas. Por ejemplo, ante la presencia de ideas obsesivas
obscenas, éstas se intentan eliminar mediante una compulsión que consiste en
toda una serie de movimientos rituales y específicos.
Principales características de la
personalidad obsesiva:
1.
Meticulosidad.
2.
Perfeccionismo.
3.
Escrupulosidad.
4.
Descuido de lo fundamental por lo accesorio.
5.
Excesivo afán por el orden.
6.
Tendencia excesiva a la planificación y previsión.
7.
Pesimismo.
8.
Dificultad para adaptarse a situaciones nuevas.
1.
Hiperadaptación social.
2.
Tendencia a la autoacusación.
3.
Hiperresponsabilidad.
4.
Dificultad para delegar responsabilidades.
5.
Estilo de vida austero.
6.
Tendencia a la hipercrítica.
7.
Severidad. Intolerancia. Inflexibilidad.
8.
Alto nivel de exigencia.
9.
Tendencia a pensamientos y análisis exhaustivos.
10. Inseguridad. Indecisión.
11. Trato correcto, pero frío y
distante.