miércoles, 9 de octubre de 2013

CARACTERÍSTICAS DE LOS TIPOS DE PERSONALIDAD

Prueba de tipo de personalidad 















Trastorno paranoide

La característica esencial del trastorno paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de éstos son interpretadas como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece en diversos contextos. Los individuos con este trastorno dan por hecho que los demás se van a aprovechar de ellos.
Los individuos con este trastorno suelen albergar rencores y son incapaces de olvidar los insultos, injurias o desprecios de que creen haber sido objeto. El menor desprecio provoca una gran hostilidad, que persiste durante mucho tiempo. Puesto que siempre están pendientes de las malas intenciones de los demás, sienten a menudo que su persona o su reputación han sido atacadas o que se les ha mostrado desconsideración de alguna otra manera. Contraatacan con rapidez y reaccionan con ira ante los ultrajes que perciben. Los sujetos con este trastorno pueden ser patológicamente celosos, sospechando a menudo que su cónyuge o su pareja les es infiel sin tener una justificación adecuada.

Síntomas y trastornos asociados. Los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad son personas con las que generalmente es difícil llevarse bien y suelen tener problemas en las relaciones personales. Su suspicacia y hostilidad excesivas pueden expresarse mediante las protestas directas, las quejas recurrentes o por un distanciamiento silencioso claramente hostil. Puesto que están excesivamente atentos a las posibles amenazas, pueden comportarse de una forma cautelosa, reservada o tortuosa y aparentan ser «fríos» y no tener sentimientos de compasión. Aunque a veces parecen objetivos, racionales y no emotivos, con mayor frecuencia muestran una gama afectiva lábil en la que predominan las expresiones de hostilidad, obstinación y sarcasmo. Su naturaleza combativa y suspicaz puede provocar en los demás una respuesta hostil, que, a su vez, sirve para confirmar al sujeto sus expectativas iniciales.

Como los individuos con trastorno paranoide de la personalidad no confían en los demás, tienen una necesidad excesiva de ser autosuficientes y un fuerte sentido de autonomía. También necesitan contar con un alto grado de control sobre quienes les rodean. A menudo son rígidos, críticos con los demás e incapaces de colaborar, aunque tienen muchas dificultades para aceptar las críticas. Son capaces de culpar a los demás de sus propios errores. Debido a su rapidez para contraatacar en respuesta a las amenazas que perciben a su alrededor, pueden ser litigantes y frecuentemente se ven envueltos en pleitos legales.


Trastorno esquizoide de la personalidad
La característica esencial del trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal. Este patrón comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad no demuestran tener deseos de intimidad, parecen indiferentes a las oportunidades de establecer relaciones personales y no parece que les satisfaga demasiado formar parte de una familia o de un grupo social. Prefieren emplear el tiempo en sí mismos, más que estar con otras personas. Suelen estar socialmente aislados o ser «solitarios» y casi siempre escogen actividades solitarias o aficiones que no requieran interacciones con otras personas. Prefieren las tareas mecánicas o abstractas como los juegos de ordenador o matemáticos.

Síntomas y trastornos asociados. Los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad pueden tener dificultades especiales para expresar la ira, incluso en respuesta a la provocación directa, lo que contribuye a la impresión de que no tienen emociones. A veces, sus vidas parecen no ir a ninguna parte y dejan sus objetivos a merced del azar. Estos individuos suelen reaccionar pasivamente ante las circunstancias adversas y tienen dificultades en responder adecuadamente a los acontecimientos vitales importantes.
Algunas veces, los sujetos con este trastorno presentan un trastorno depresivo mayor. El trastorno esquizoide de la personalidad se observa con más frecuencia simultáneamente con los trastornos de la personalidad, esquizotípico, paranoide y por evitación. 
Prevalencia. El trastorno esquizoide de la personalidad es poco frecuente en el entorno clínico.
Patrón familiar. El trastorno esquizoide de la personalidad puede ser más prevalente en los familiares de los sujetos con esquizofrenia o con trastorno esquizotípico de la personalidad.


Trastorno esquizotípico de la personalidad
La característica esencial del trastorno esquizotípico de la personalidad es un patrón general de déficit sociales e interpersonales caracterizados por un malestar agudo y una capacidad reducida para las relaciones personales, así como por distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento. Este patrón comienza al inicio de la edad adulta y se observa en diversos contextos. Los individuos con trastorno esquizotípico de la personalidad suelen tener ideas de referencia (por ejemplo, interpretaciones incorrectas de incidentes casuales y acontecimientos externos como poseedores de un significado especial e inhabitual específico para esa persona)
Los sujetos con trastorno esquizotípico de la personalidad interpretan como problemáticas las relaciones interpersonales y no se encuentran cómodos relacionándose con otras personas.  Los individuos con trastorno esquizotípico de la personalidad suelen buscar tratamiento para los síntomas asociados de ansiedad, depresión u otros estados de ánimo disfóricos, más que para las características del trastorno de la personalidad.
. Los sujetos con este trastorno de la personalidad pueden experimentar episodios psicóticos transitorios (que duran minutos u horas), especialmente en respuesta al estrés, aunque en general son de una duración insuficiente para merecer el diagnóstico adicional de un trastorno psicótico breve o un trastorno esquizofreniforme. En algunos casos se presentan síntomas psicóticos significativos que cumplen los criterios para un trastorno psicótico breve, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o una esquizofrenia. El trastorno esquizotípico de la personalidad se presenta con más frecuencia simultáneamente con los trastornos de la personalidad esquizoide, paranoide, por evitación y límite. Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo.
Curso. El trastorno esquizotípico de la personalidad tiene un curso relativamente estable y únicamente un pequeño número de sujetos desarrollan una esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Patrón familiar. Es de incidencia familiar y más prevalente en los familiares de primer grado de los individuos con esquizofrenia que en la población general.

Trastorno antisocial
El trastorno antisocial de la personalidad es un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta.
Este patrón también ha sido denominado psicopatía, sociopatía o trastorno disocial de la personalidad. Puesto que el engaño y la manipulación son características centrales del trastorno antisocial de la personalidad, puede ser especialmente útil integrar la información obtenida en la evaluación clínica sistemática con la información recogida de fuentes colaterales.
Para que se pueda establecer este diagnóstico el sujeto debe tener al menos 18 años y tener historia de algunos síntomas de un trastorno disocial antes de los 15 años. El trastorno disocial implica un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de los demás o las principales reglas o normas sociales apropiadas para la edad. Los comportamientos característicos específicos del trastorno disocial forman parte de una de estas cuatro categorías: agresión a la gente o los animales, destrucción de la propiedad, fraudes o hurtos, o violación grave de las normas.
El patrón de comportamiento antisocial persiste hasta la edad adulta. No logran adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal. Pueden perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención (que puede o no producirse) como la destrucción de una propiedad, hostigar o robar a otros, o dedicarse a actividades ilegales. . Los sujetos con un trastorno antisocial de la personalidad tienden a ser irritables y agresivos y pueden tener peleas físicas repetidas o cometer actos de agresión (incluidos los malos tratos al cónyuge o a los niños). Los actos agresivos necesarios para defenderse a uno mismo o a otra persona no se consideran indicadores de este ítem. Estos individuos también muestran una despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás. Esto puede demostrarse en su forma de conducir (repetidos excesos de velocidad, conducir estando intoxicado, accidentes múltiples). Pueden involucrarse en comportamientos sexuales o consumo de sustancias que tengan un alto riesgo de producir consecuencias perjudiciales. Pueden descuidar o abandonar el cuidado de un niño de forma que puede poner a ese niño en peligro.
Los sujetos con trastorno antisocial de la personalidad también tienden a ser continua y extremadamente irresponsables.
Síntomas y trastornos asociados. Los sujetos con trastorno antisocial de la personalidad frecuentemente carecen de empatía y tienden a ser insensibles, cínicos y a menospreciar los sentimientos, derechos y penalidades de los demás. Pueden tener un concepto de sí mismos engreído y arrogante (pensar que el trabajo normal no está a su altura, o no tener una preocupación realista por sus problemas actuales o futuros) y pueden ser excesivamente tercos, autosuficientes o fanfarrones.
La personalidad antisocial no se puede diagnosticar antes de los 18 años. El trastorno antisocial de la personalidad es mucho más frecuente en los varones que en las mujeres. Ha habido un cierto interés en considerar si el trastorno antisocial de la personalidad podría infradiagnosticarse en las mujeres, sobre todo por el hecho de que en la definición del trastorno disocial se insiste de manera especial en los ítems de agresividad.
Prevalencia. En la población general es aproximadamente del 3% en los varones y del 1% en las mujeres.

Trastorno límite
Trastorno límite de la personalidad es un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los sujetos con un trastorno límite de la personalidad realizan frenéticos esfuerzos para evitar un abandono real o imaginado. La percepción de una inminente separación o rechazo, o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios profundos en la autoimagen, afectividad, cognición y comportamiento.
Estos sujetos son muy sensibles a las circunstancias ambientales. Experimentan intensos temores a ser abandonados y una ira inapropiada incluso ante una separación que en realidad es por un tiempo limitado o cuando se producen cambios inevitables en los planes.

Los individuos con un trastorno límite de la personalidad presentan un patrón de relaciones inestables e intensas. Pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos o a sus amantes las primeras veces que se tratan, pedirles que estén mucho tiempo a su lado y compartir muy pronto los detalles más íntimos. Sin embargo, cambian rápidamente de idealizar a los demás a devaluarlos, pensando que no les prestan suficiente atención, no les dan demasiado o no «están» lo suficiente. Estos sujetos pueden empatizar y ofrecer algo a los demás, pero sólo con la expectativa de que la otra persona «esté allí» para corresponderles satisfaciendo sus propias necesidades o demandas. Son propensos asimismo a los cambios dramáticos en su opinión sobre los demás, que pueden ser vistos alternativamente como apoyos beneficiosos o cruelmente punitivos.
Puede haber una alteración de la identidad caracterizada por una notable y persistente inestabilidad en la autoimagen o en el sentido de uno mismo. Se presentan cambios bruscos y dramáticos de la autoimagen, caracterizados por cambios de objetivos, valores y aspiraciones profesionales. Pueden producirse cambios bruscos de las opiniones y los planes sobre el futuro de los estudios, la identidad sexual, la escala de valores y el tipo de amistades. Estos sujetos pueden cambiar bruscamente desde el papel de suplicar la necesidad de ayuda hasta el de vengador justiciero de una afrenta ya pasada. Si bien lo habitual es que su autoimagen esté basada en ser perverso o desgraciado, a veces los individuos con este trastorno tienen también el sentimiento de que no existen en absoluto.

Los sujetos con trastorno límite de la personalidad presentan comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes o comportamiento de automutilación.
Síntomas y trastornos asociados. Los sujetos con trastorno límite de la personalidad pueden presentar un patrón de infravaloración de sí mismos en el momento en que están a punto de lograr un objetivo (por ejemplo: dejar los estudios justo antes de graduarse, presentar una grave regresión después de haber estado hablando de los progresos de la terapia, destruir una buena relación en el momento en que parece claro que la relación podía tener continuidad). Como resultado del comportamiento de autoinflingirse malos tratos o por los intentos de suicidio fallidos, se puede producir alguna minusvalía física. Son frecuentes las pérdidas repetidas de trabajo, las interrupciones de los estudios y las rupturas matrimoniales. En las historias de la infancia de los sujetos con trastorno límite de la personalidad son frecuentes los malos tratos físicos y sexuales, la negligencia en su cuidado, los conflictos hostiles y la pérdida temprana o la separación parental. Los trastornos que se presentan simultáneamente con más frecuencia son los trastornos del estado de ánimo, los trastornos relacionados con sustancias, los trastornos de la conducta alimentaria (especialmente la bulimia), el trastorno por estrés postraumático y los trastornos por déficit de atención con hiperactividad.

Trastorno histriónico
Trastorno histriónico de la personalidad es la emotividad generalizada y excesiva y el comportamiento de búsqueda de atención. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos.
Los sujetos con trastorno histriónico de la personalidad no están cómodos o se sienten despreciados cuando no son el centro de atención. En general son vivaces y dramáticos y tienden a llamar la atención, pudiendo, al principio, seducir a sus nuevos conocidos por su entusiasmo, por ser aparentemente muy abiertos o por ser seductores. El aspecto y el comportamiento de los individuos con este trastorno suelen ser inapropiadamente provocadores y seductores desde el punto de vista sexual.
Estos sujetos tienen una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices. Expresan opiniones contundentes con un natural talento dramático, pero los argumentos subyacentes suelen ser vagos y difusos y no se apoyan en hechos ni pormenores. Por ejemplo, un sujeto con trastorno histriónico de la personalidad puede comentar que tal persona es un excelente ser humano, aunque es incapaz de proporcionar ningún ejemplo específico de alguna buena cualidad para apoyar esta afirmación. Las personas con este trastorno se caracterizan por la autodramatización, la teatralidad y una expresión exagerada de la emoción.


Trastorno narcisista
Trastorno narcisista de la personalidad es un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía que empieza al comienzo de la edad adulta y que se da en diversos contextos. Los sujetos con este trastorno tienen un sentido grandioso de autoimportancia. Es habitual en ellos el sobrevalorar sus capacidades y exagerar sus conocimientos y cualidades, con lo que frecuentemente dan la impresión de ser jactanciosos y presuntuosos. Pueden asumir alegremente el que otros otorguen un valor exagerado a sus actos y sorprenderse cuando no reciben las alabanzas que esperan y que creen merecer. Es frecuente que de forma implícita en la exageración de sus logros se dé una infravaloración (devaluación) de la contribución de los demás. A menudo están preocupados por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios. Pueden entregarse a rumiaciones sobre la admiración y los privilegios que «hace tiempo que les deben» y compararse favorablemente con gente famosa o privilegiada.
Los sujetos con trastorno narcisista de la personalidad creen que son superiores, especiales o únicos y esperan que los demás les reconozcan como tales.


Trastorno de la personalidad por evitación
Trastorno de la personalidad por evitación es un patrón general de inhibición social, unos sentimientos de inadecuación y una hipersensibilidad a la evaluación negativa que comienzan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos.
Los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación evitan trabajos o actividades escolares que impliquen un contacto interpersonal importante, porque tienen miedo de las críticas, la desaprobación o el rechazo. Pueden declinar las ofertas de promoción laboral debido a que las nuevas responsabilidades ocasionarían críticas de los compañeros. Estos individuos evitan hacer nuevos amigos a no ser que estén seguros de que van a ser apreciados y aceptados sin críticas.
. Las personas con este trastorno no participan en actividades de grupo a no ser que reciban ofertas repetidas y generosas de apoyo y protección. La intimidad personal suele ser difícil para ellos, aunque son capaces de establecer relaciones íntimas cuando hay seguridad de una aceptación acrítica. Pueden actuar con represión, tener dificultades para hablar de sí mismos y tener sentimientos íntimos de temor a ser comprometidos, ridiculizados o avergonzados.
Síntomas y trastornos asociados. Los mayores problemas asociados a este trastorno se presentan en la actividad social y laboral. La baja autoestima y la hipersensibilidad al rechazo están asociadas a la restricción de contactos interpersonales. Estos sujetos llegan a estar relativamente aislados y normalmente no tienen una gran red de apoyo social que les ayude en los momentos de crisis. Desean afecto y aceptación y pueden tener fantasías sobre relaciones idealizadas con otros. Los comportamientos de evitación también afectan adversamente la actividad laboral, porque estas personas tratan de eludir los tipos de situaciones que pueden ser importantes para alcanzar las demandas básicas de trabajo o para promocionarse.
Trastornos que normalmente se diagnostican asociados al trastorno de la personalidad por evitación son los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad (especialmente la fobia social de tipo generalizado). El trastorno de la personalidad por evitación se diagnostica a menudo junto con el trastorno de la personalidad por dependencia, porque los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación acaban estando muy ligados y siendo muy dependientes de las personas de quienes son amigos. Prevalencia. El trastorno de la personalidad por evitación parece ser tan frecuente en varones como en mujeres.


Trastorno dependiente
La característica esencial del trastorno de la personalidad por dependencia es una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los comportamientos dependientes y sumisos están destinados a provocar atenciones y surgen de una percepción de uno mismo como incapaz de funcionar adecuadamente sin la ayuda de los demás.

Los sujetos con trastorno de la personalidad por dependencia tienen grandes dificultades para tomar las decisiones cotidianas (por ejemplo, qué color de camisa escoger para ir a trabajar o si llevar paraguas o no), si no cuentan con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás. Estos individuos tienden a ser pasivos y a permitir que los demás (frecuentemente una sola persona) tomen las iniciativas y asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida. Es típico que los adultos con este trastorno dependan de un progenitor o del cónyuge para decidir dónde deben vivir, qué tipo de trabajo han de tener y de quién tienen que ser amigos. Los adolescentes con este trastorno permitirán que sus padres decidan qué ropa ponerse, con quién tienen que ir, cómo tienen que emplear su tiempo libre y a qué escuela o colegio han de ir. Esta necesidad de que los demás asuman las responsabilidades va más allá de lo que es apropiado para la edad.
Los sujetos con trastorno de la personalidad por dependencia suelen tener dificultades para expresar el desacuerdo con los demás, sobre todo con aquellos de quienes dependen, porque tienen miedo de perder su apoyo o su aprobación. El comportamiento no se debe considerar indicador de trastorno de la personalidad por dependencia si las preocupaciones por las consecuencias de expresar el desacuerdo son realistas (por ejemplo, temores realistas de venganza por parte de un cónyuge agresivo).


Trastorno obsesivo- compulsivo
Se caracteriza por perfeccionismo, rigidez, indecisión, excesiva dedicación. Son sujetos rígidos, perfeccionistas, moralistas, inflexibles, indecisos, emocional y cognitivamente bloqueados.
Los sujetos suelen ser demasiado perfeccionistas y meticulosos, perdiendo mucho tiempo en detalles sin importancia. Se sienten mal si no dejan perfectamente concluida una tarea, a pesar de saber que estos cuidados son innecesarios.
Generalmente son ordenados, necesitando tener "todo en su sitio", ya que si no es así se sienten ellos mismos intranquilos, como "desordenados por dentro". Es común que estas personas vayan por la casa ordenando los objetos, colocando bien los cuadros, etc.; soportando mal que algún objeto esté fuera de la posición y lugar que "le corresponde". Paradójicamente, a veces tienen sus cosas en completo desorden, debido a que aún no han podido ordenarlas todas de un modo exhaustivo, ya que para lograrlo necesitan cantidades sorprendentes de tiempo.
Son muy dados a elaborar listas y proyectos de todo tipo, en un afán exagerado de planificación y organización, hasta el punto de perder en actividades innecesarias de este tipo una gran parte de su tiempo.
Esta exagerada necesidad de planificación guarda relación con su inseguridad de fondo. Intentan prever el futuro todo lo posible, con mucha antelación, para así evitar posibles problemas o imprevistos, ya que suelen tener grandes dificultades para adaptarse a estos y para la improvisación. No suelen soportar que alguien intente introducir modificaciones en los planes que han trazado de antemano, a pesar de que íntimamente consideren que estos cambios podrían ser acertados.
Suelen ser muy cumplidores y puntuales, prefiriendo llegar a los sitios con suficiente antelación. Suelen estar sobreadaptados a las normas y a los convencionalismos sociales, que respetan profundamente, convencidos de que es lo más correcto, y atemorizados por lo que los demás podrían decir de ellos caso de no comportarse así.
Evitan a toda costa posibles salidas de tono, cuidando mucho de su aseo, peinado, vestuario, etc., que suele ser discreta, extremadamente clásico y convencional. Su comportamiento con las personas de poca confianza suele ser serio, educado, correcto, respetuoso y con abundantes formalismos. Si alguien que les acompaña incurre en alguna pequeña falta en este sentido, se sienten profundamente mal, pasando una gran "vergüenza ajena", como si ellos se sintiesen un poco responsables de lo sucedido.
Tienen un exagerado sentido de la responsabilidad, agobiándoles por ese motivo las tareas importantes que se les encomiendan, ya que, además, suelen tender a culpabilizarse más de lo que les corresponde y a tener dificultades para tomar decisiones, por un miedo exagerado a equivocarse. Les resulta difícil delegar tareas o atribuciones en los otros. Temen que no sepan realizarlas adecuadamente e insisten en que las lleven a cabo siguiendo su misma sistemática.

Prefieren hacer todo ellos personalmente, o a supervisar minuciosamente las tareas que encargan a los otros, lo que les lleva a veces casi tanto tiempo como si las hubiesen realizado ellos mismos.
Son personas que pueden padecer una depresión como consecuencia de un ascenso profesional que implique una mayor responsabilidad. Generalmente son buenos "segundos", que cumplen de un modo leal y minucioso las tareas que otros les encomiendan, pero suelen tener poca capacidad de iniciativa y resolución como para poder ser líderes.
Suelen ser, por esto, buenos trabajadores, tanto más si tenemos en cuenta que tienen una gran, excesiva, devoción al trabajo y a la productividad. Se suelen sentir mal si dejan una tarea a medias. Casi siempre prefieren aumentar el horario de trabajo.
Son incapaces de cometer engaños, fraudes o pequeños delitos. Son sujetos de confianza, con un escrupuloso, incluso exagerado, sentido de lo ético, de valores sociales, legales y morales. Si tienen creencias religiosas, suelen tener frecuentes escrúpulos religiosos y dificultades con la confesión, ya que piensan, injustificadamente, que no hicieron ésta correctamente.
Son personas de pocos amigos y con poco interés por las relaciones sociales. No les suelen gustar las diversiones comunes y son muy austeros en sus gastos y forma de vida. Sus planteamientos se caracterizan por su rectitud, inflexibilidad e intolerancia.

Su trato suele ser distante, poco afectuoso, severo, convencional, formal, excesivamente rígido, si bien en el fondo suelen ser extraordinariamente sensibles para cuestiones de tipo afectivo con personas cuya relación tengan en cierta consideración. Les resulta difícil mostrarse cariñosos y afectuosos. Suelen ser muy exigentes consigo mismos y con los suyos en materia de responsabilidades, aunque con tendencia a la sobreprotección de los hijos.
Les cuesta mucho tirar objetos fuera de uso o inútiles, por lo que tienden a acumular grandes cantidades de objetos absolutamente inservibles y sin valor de ningún tipo.
Evitan todo lo posible los gastos extraordinarios. Suelen ser poco generosos en sus regalos o con el dinero en general, salvo que piensen obtener de este modo alguna ganancia personal. Suelen ser ahorradores y previsores, en un intento de asegurarse lo más posible su futuro, pero siempre dentro de un clima más bien pesimista. Piensan en negativo, son los que siempre ponen "peros", encuentran fallos, dificultades inesperadas, aunque éstas sean absolutamente improbables.
Presentan una gran dificultad para tomar decisiones. Con un pensamiento exageradamente analítico, tienden a darle excesivas vueltas a las cosas, buscando todos los pros y los contras de una decisión, hasta los más minuciosos e insignificantes, con lo que llega un momento en que se confunden más, aumentando su inseguridad, con lo que son incapaces de decidirse. Si lo hacen, inmediatamente después piensan que han equivocado su elección.
Las obsesiones consisten en ideas, pensamientos, imágenes, etc., extrañas y absurdas, que acuden involuntariamente y con perseverancia a la mente de estas personas, sin que puedan librarse de ellas. Es algo parecido a un fenómeno muy común que le ha sucedido a casi todo el mundo en alguna ocasión, a esa canción o fragmento musical que espontáneamente viene repetitivamente a la cabeza sin motivo alguno y con insistencia.
Las compulsiones son conductas repetitivas e intencionadas que se utilizan como solución para deshacerse de las obsesiones. Suelen tener un carácter absurdo y mágico, que es perfectamente reconocido por el que las padece, a pesar de lo cual le resulta muy difícil de dejar de realizarlas. Por ejemplo, ante la presencia de ideas obsesivas obscenas, éstas se intentan eliminar mediante una compulsión que consiste en toda una serie de movimientos rituales y específicos.
Principales características de la personalidad obsesiva:

1.    Meticulosidad.
2.    Perfeccionismo.
3.    Escrupulosidad.
4.    Descuido de lo fundamental por lo accesorio.
5.    Excesivo afán por el orden.
6.    Tendencia excesiva a la planificación y previsión.
7.    Pesimismo.
8.    Dificultad para adaptarse a situaciones nuevas.
1.    Hiperadaptación social.
2.    Tendencia a la autoacusación.
3.    Hiperresponsabilidad.
4.    Dificultad para delegar responsabilidades.
5.    Estilo de vida austero.
6.    Tendencia a la hipercrítica.
7.    Severidad. Intolerancia. Inflexibilidad.
8.    Alto nivel de exigencia.
9.    Tendencia a pensamientos y análisis exhaustivos.
10. Inseguridad. Indecisión.

11. Trato correcto, pero frío y distante.

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